Scroll Top
Av. Huayacán, a un costado de Residencial Aqua.

De por vida

De por vida

“Así como no sabes por dónde va el viento ni cómo se forma el niño en el vientre de la madre, tampoco entiendes la obra de Dios, creador de todas las cosas.” Eclesiastés 11:5
“Pero yo siempre tendré esperanza, y más y más te alabaré.” Salmo 71:14

La frase “de por vida” me pone un poco de punta, referida a temas de salud.
La última vez que me dijeron eso, fue hace cinco años. Cuando fui diagnosticada con hipotiroidismo.
El doctor me miró muy serio y dijo “Adriana, esto no se cura y puede empeorar sin explicación, tendrás que tomar medicamentos de por vida”.
Pausa.
Te explico un poco en qué consiste el hipotiroidismo. Aunque no es una condición grave y gracias a Dios no pone en riesgo la vida, los médicos creen que es permanente y en algunos casos puede causar fuertes desequilibrios en la calidad de vida. Es un padecimiento en el que la glándula tiroides no produce cantidad suficiente de ciertas hormonas que son cruciales. Lo cual puede causar depresión, aumento de peso inexplicable, fatiga, memoria deficiente, extrema sensibilidad al frío, piel seca, entre otras. Para que me entiendas, es algo así como vivir con síndrome pre menstrual a la quinta potencia. Lo sé, una verdadera tortura dicho así.
Sin embargo, cuando fui diagnosticada, el médico no podía entender cómo es que yo jamás había sufrido los síntomas de una persona con esa condición. Y menos, porque la condición ha ido subiendo de complejidad a lo largo de estos 5 años.
Ahora sé que mi condición física actual en relación a ese padecimiento es un milagro. Durante estos 5 años, por pura gracia de Dios, no he sufrido ninguno de esos síntomas. Ni uno solo.
Tomo mis medicinas, sí. Llevo la vida más saludable que puedo, sí. Y tú también debes hacerlo si te lo indicaron los médicos. Pero eso lo hago porque es lo que humanamente me corresponde, pero yo sé que no tengo control sobre mi cuerpo en realidad, ni sobre esta enfermedad. Lo que me mantiene viviendo en el milagro, no son las medicinas, ni la atención médica, es Dios.
Por eso no me gusta decir que una condición médica será de por vida. Confío en los médicos, pero confío mucho más en Dios. Aunque siempre sigo todas las indicaciones médicas, yo sé que solo Dios tiene la última palabra.
Mi dosis ha sido cuadriplicada en los últimos cinco años, mis estudios muestran que aun padezco esa condición, pero te repito que únicamente por pura y absoluta gracia de Dios, por un regalo que no merezco, Él me ha permitido vivir como si no padeciera hipotiroidismo.
¿Quién más que Dios puede hacer que yo viva con una condición médica diagnosticada “de por vida”, sin sufrir en realidad esa condición?
Ahí está el milagro. ¿Lo viste?
¿Por qué? Mientras esté en este mundo no lo sabré con certeza. Pero tengo una teoría que después confirmaré con Él. Creo que Dios ha decidido hacer de mí un milagro caminante, para que cada mañana que tomo mi pastilla, recuerde el gran amor que me tiene, que cada día me regala 24 horas de salud, estabilidad física y emocional, y que Él me amará y cuidará de por vida.
No es casualidad que lo primero que hago al despertar, incluso antes de tomar completa conciencia, es extender mi mano al pastillero de mi buró, incluso aún a oscuras y con los ojos medio abiertos, para llevar el medicamento a mi boca. Así, mi pastilla se ha convertido en el primer recordatorio del día de que Dios está conmigo.
Pero no creas por un segundo, que yo soy distinta o más especial que tú. O que mi caso es excepcional. No. Tú también eres un milagro que camina. Busca, recuerda, y verás cómo Dios obra a tu favor milagros todos los días.
Tenemos un Dios cuya mente obra a niveles estratosféricos, e incomprensiblemente amorosos.
Él hace milagros incomprensibles pero palpables con cada uno de tus sentidos.

Oración

Señor, gracias porque soy un milagro vivo. Gracias porque obras a mi favor cosas sorprendentes. Solo porque me amas con amor profundo. Infinito. Que estos milagros me ayuden a amarte cada vez más y depender de ti. También, que sirvan para dar testimonio del Dios tan poderosamente amoroso que eres. Amén.

Por: Adriana Monroy

Dejar un comentario

Debes iniciar sesión para publicar un comentario.