La promesa está cerca
“Los hijos son un regalo del Señor, son una recompensa de su parte.” Salmos 127:3
Seguiré contándote mi historia….
Tres años desde que comenzamos a intentar ser padres. Tres años desde que Dios me susurró que la promesa estaba cerca. Tres años mi Dios. Tres años. ¿Será que ya lo olvidaste? Pensaba en esto mientras nuestra doctora decía lo inevitable: Tu caso es atípico y muy complicado. Tomen una pausa. Parece muy difícil que quedes embarazada. Son esas noticias que te congelan por unos segundos la sangre, y sientes el corazón latiendo lento, más lento. La carrera terminó. No como imaginé, pero había cierta paz en esa noticia porque de alguna forma se terminaba la espera.
Pero Dios, yo puedo seguir corriendo. Mira, aún tengo fuerzas. Déjame seguir en la carrera. -Le decía
Pero no. Había llegado el momento de parar. Un diagnóstico clínico de infertilidad sin remedio que dolió como un pinchazo en el corazón pero al mismo tiempo me liberaba, me ponía finalmente a descansar.
Entendí entonces, algo que me había pasado desapercibido por tres años y era tan obvio: tener hijos no es un derecho, es un regalo. Y como regalo, Dios decide a quién lo otorga. Lo solté. Solté el “derecho” que creí que tenía a ser madre. Hacerlo dolió pero también me dio libertad. Dolió pero en lugar de tristeza llegó un gozo profundo e intenso. Le sonreí a un futuro hermoso sin hijos al lado de mi amado esposo. Comenzamos a imaginar juntos un cambio de vida, de casa, quién sabe… quizá hasta de ciudad. ¡Qué emocionante!
Hay que perseguir los sueños amiga, con determinación y energía. Y también hay que parar cuando Dios lo pide así. No es resignación, es rendición a la voluntad de Dios. No es fracaso, es obediencia. No tengas miedo de rendirte a la voluntad de Dios. Porque en la rendición encontrarás el gozo. Sentirás dolor un rato, pero inmediatamente tu corazón será inundado de alegría.
Esta historia continúa…
“Entonces recuerda lo siguiente y tenlo siempre presente: el Señor es Dios en los cielos y en la tierra y no hay otro.” Deuteronomio 4:39
Oración
Mi Dios, enséñame a caminar cuando sea necesario y a parar cuando tú lo indiques. Lléname de gozo al descansar en tus decisiones para mi vida, aunque no las entienda, aunque crea que hay un error.
En ti encontraré mi reposo y sonreiré al futuro que tengas planeado para mí, aun cuando no se ajuste a lo que he imaginado. Amén.
Por: Adriana Monroy