Algunas esperas desesperan. No hay nada más tortuoso que hacer fila en un banco o permanecer una hora en la sala de estar del médico hasta el nombre es escalofriante «sala de estar», solo que no te dicen por cuánto tiempo.
En realidad sé esperar, pero cuando parece que las condiciones me impiden ocuparme en algo útil, la paciencia se torna una tarea difícil.
Algunas esperas son más relevantes que otras, como aguardar que Dios responda una de tus más fuertes oraciones. En mi caso, comencé a aprender a esperar en Él cuando me diagnosticaron hipotiroidismo. Después de algún tiempo deseando que permaneciera a nivel sub clínico, se confirmó que había evolucionado a crónico. Por su enorme gracia, no sufro ninguno de los síntomas que mencionaron los doctores que tendría, tampoco sé cómo va a evolucionar aunque no paso demasiado tiempo pensando en ello. Sin embargo, con cada revisión estoy a la espera de Su diagnóstico.
Pero tiempo atrás, cuando comencé a relacionarme con Jesús, sinceramente no entendía que era esperar en Él. Sonaba muy espiritual pero no hacía sentido. ¿Acaso era estar orando todo el día en actitud de casi levito de lo espiritual que soy? ¿Era detenerme sin siquiera preguntarle para qué me está haciendo esperar? Porque si se trataba de sentarme en silencio, como lo hago en la sala del médico, la idea no figuraba muy atracBva.
Para mi alivio, tenemos un Dios de acción. Esperar en Él no significa estar inactivo, significa que mientras lo haces, trabajas por mantener tu fe más viva que nunca, la esperanza latente y tu relación con Él fuerte, intensa, cercana.
Implica que en el ínter, no andes por ahí destruyendo la relación con los que te rodean, o con tu cara larga, sino obedecerle de tal manera que sea evidente el trabajo en tu corazón, tanto, que aun más en la espera, brilles por tu paciencia, amabilidad, templanza y fe en Él.
Significa que durante la espera, debes estar contento con lo que tienes, sea que recibas o no, eso que anhelas tanto.
No sé qué opines, pero no creo que sea poco qué hacer.
¿Qué es lo que estás esperando hoy? Mientras esperas, ¿estás sentado o te mantienes alerta a lo que Dios te pide hacer?
En la espera, alégrate.
Me mantendré alerta, me apostaré en los terraplenes; estaré pendiente de lo que me diga, de su respuesta a mi reclamo.
Y el Señor le respondió: Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá.
Habacuc 2: 1-2
Aunque la higuera no dé renuevos, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, me alegraré en Dios, mi libertador. El Señor omnipotente es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas.
Habacuc 3: 17-18
Recuerda
Disfruta, da gracias y vive hoy.
Durante la espera, concentra tus energías en hacer tu parte y deja a Dios hacer la suya.
Aprende a estar contento con todo lo que tienes, entrena tu mente a que no necesita nada más para ser feliz, sea cual sea tu situación. Sobre todo, confía en que tenemos un Padre amoroso que siempre se ocupa de sus hijos.
Oración
Señor, me encanta que eres un Dios de acción, me das mucho por hacer incluso cuando estoy esperando, aunque tengo que decirte que a veces no es fácil Padre, me invade el miedo, la desesperación y comienzo a sentir que no seré feliz si no llega eso que deseo hace un tiempo. Retira esa neblina de mi visión Señor, para que mientras camino paciente por el sendero que tú me marques, siga sintiendo gozo por todo lo que me das en este momento, para que viva día a día agradecido contigo, sabiendo que no me hace falta nada.
Me esforzaré Padre mío, para que sea mi carácter de mucha bendición para los que me rodean, quienes dirán que me distingo por mi buen ánimo incluso en los tiempos difíciles.