Elegir Confiar en el Momento
Una de las cosas que más admiro de los niños es la forma en que viven en el momento. No tienen que ser responsables de cosas como planes de jubilación, coordinar calendarios o idear algo para cenar. Esa es una de las cosas que más extraño de la infancia.
Los niños no tienen control de ninguna de esas cosas. No tienen más remedio que confiar. Son completamente dependientes de ti para todas esas “cosas de adultos”. Por supuesto, esos días de confianza ciega no duran para siempre. A medida que los niños crecen y se convierten en adultos, pasan de la dependencia a la independencia, de la reactividad a la responsabilidad.
Cuando crecemos, tenemos que responsabilizarnos de nuestras acciones. Sentimos que tenemos que tomar el control… y eso puede hacer que sea mucho más difícil confiar. No nos gusta cuando la vida nos sorprende y nos saca del asiento del conductor. Pero no se trata de si nos sorprenderá de vez en cuando; se trata de cuándo. Esos son los momentos en los que es más importante para nosotros confiar, para nosotros mismos y para nuestros hijos que siempre están mirando. Tenemos la responsabilidad total por nuestras acciones, pero al mismo tiempo, no tenemos que abandonar la confianza inocente que llegaba tan fácilmente durante la infancia.
Puede que no veamos una solución fácil al problema. Pero incluso en medio de esa tensión, podemos optar por abrir nuestras manos y decir: “no sé qué hacer”. Pero Dios, confío en ti “. Es agradable cuando la confianza conduce a un final feliz. Me gusta cuando puedo mostrarle a mis hijos que todo funciona como esperaba, porque entonces puedo señalar fácilmente la fidelidad de Dios como parte del camino. Es mucho más difícil confiar cuando las cosas no salen como esperabas, pero aún así es importante que confíes. Pero creo que la decisión de confiar es el momento que les enseñas… no el resultado.
Queremos invitarte a involucrar a tu familia en una historia más grande, una historia que ampliará sus perspectivas y revelará un papel importante en este mundo. Es una historia que involucra más que solo a tu familia; involucra otras influencias que están en un recorrido para descubrir quién es Dios y por qué una relación con Él importa realmente.
Cuando me siento fuera de control, todavía puedo elegir confiar en Dios y creer que mi vida está en sus manos. No tengo que esperar hasta que todo esté arreglado; puedo ser honesto con mis hijos y dejar que vean las emociones con las que estoy lidiando en el camino. Nuestros hijos no tienen mucho control sobre sus vidas, aún. Pero tal vez podamos darles el ejemplo de cómo luce el confiar, independientemente del resultado. Cuando crezcan, no lo olvidarán.
Por Mike Tiemann