Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, Y Él se la dará. Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie (Santiago 1:5, NVI).
Santiago escribió este versículo para un grupo muy específico de personas. Sus lectores enfrentaron innumerables desafíos, incluyendo la persecución y el desplazamiento. Perdieron todo, incluso sus hogares y posesiones. Santiago quería que supieran que no solo podrían sobrevivir a sus pruebas, sino que lo harían con alegría (Santiago 1:2).
Claro, Santiago. No hay problema. (Ojos en blanco).
Después de tener mi tercera hija, sufrí de ansiedad posparto. No podía dormir. De hecho, hubo tres días seguidos donde no dormí nada. Cuatro de cada cinco de nosotros en la familia contrajeron gripe, uno después del otro. Pero yo fui la que tuvo más suerte. Me contagié de gripe dos veces en seis semanas. Sea lo que sea contrario a la alegría eso es lo que sentí por tres meses consecutivos.
Volvamos a Santiago. Santiago les dijo a sus lectores que estar alegre durante las temporadas de aflicción era posible. No es que debas sentirte feliz y aplaudiendo en momentos de ansiedad o aflicción. Santiago nos estaba recordando que cuando necesitabas sabiduría, Dios está ALLÍ. Listo para ayudarte a ver tu próximo paso correcto. Podemos seguir sintiendo tristeza o momentos de ansiedad, pero la sabiduría de Dios puede llenarnos de la confianza de que Él sigue teniendo el control.
Cuando miro hacia atrás a mi temporada de aflicción, quiero golpearme la cabeza contra la pared. Ni una sola vez le pedí a Dios por su sabiduría. No me malinterpreten, oré mucho. Pero no le pregunté a Dios qué quería que yo hiciera. Cómo podía crecer. Todo lo que hice fue intentar darle órdenes a Dios. Pensé que mi sabiduría era una mejor opción que la suya.
¿Existe un área en tu vida o en tu crianza donde estés usando tu sabiduría y no la de Dios? ¿Tus oraciones son esencialmente una lista de cosas por hacer para Dios? ¿Le suplicas alivio cuando deberías suplicarle sabiduría?
A menudo me pregunto qué hubiera pasado si hubiera seguido el consejo de Santiago. Tal vez la ansiedad se habría disipado antes, tal vez no. Pero apuesto a que habría tenido más momentos de paz y confianza de Dios. Porque cuando estás caminando en la sabiduría de Dios, la vida es simplemente mejor.
Por: Holly Crawshaw