VIVIENDO SOLA
Me independicé muy joven, rentaba un departamento de 35 metros cuadrados en el que no tuve un solo mueble por mucho tiempo. Con decirte que mi cama era una sábana sobre el piso.
Aquel domingo dejé mi casa con lo que traía puesto y unos cuantos pesos en la bolsa, con ellos hice mi primera compra: una toalla de baño (no me preguntes porqué, me pareció la mejor opción). Elegí la más barata, lo cual sufrí después, porque usar esa toalla o servilletas habría sido lo mismo, al enredarla en mi cabello como un turbante, chorros de agua se filtraban a través de la tela. Pero era mía.
Trabajaba muy duro, de las siete de la mañana hasta las diez de la noche, ganaba poco, no tenía auto por lo que los traslados al trabajo y la escuela eran agotadores, cada día regresaba en calidad de trapo, para comenzar de nuevo, al día siguiente.
Poco a poco fui comprando algunas cosas (una cama fue lo más urgente) y otras tantas me las regaló mi papá (tengo que agradecerle por esa quesadillera que me permitió comer algo más que latas de atún). Me las vi duras, fue una etapa de muchos sacrificios y pocas comodidades, cualquiera lo advertía en mis largas ojeras. Pero lo más difícil, incluso que las carencias materiales, fue la soledad y el silencio.
Las noches eran una explosión de emociones, la ansiedad y una sensación de vacío me llenaban el pecho muy seguido. Sin ruido, a solas, el Señor me estaba presentando conmigo misma. Era como si me pusiera frente al espejo para decirme “mírate, esta eres tú”.
Aun no conocía a Jesús, era un bebé en muchos sentidos, por eso creo que el Señor quería que diera mis primeros pasos hacia Él de esa manera. Esto tenía gran sentido porque había dejado mi casa después de muchos años de ser física y mentalmente maltratada por mi madre, por lo que te imaginarás que la imagen que tenía de mí, estaba bastante deteriorada. Sentía que mi identidad se había diluido, perdido.
Podría decirte muchas cosas acerca de mi experiencia de vivir sola e independiente siendo joven (en la sección “Recuerda”, escribí algunos consejos para las que están considerando dar el paso) que fue el inicio de mi recuperación, que aprendí a hacerme cargo de mí y resolver todo tipo de complicaciones, pero me parece que lo más importante, es que en esos años me conocí con mucha profundidad.
Si ya estás viviendo solo, permite que esos espacios en total silencio ocurran (no prendas la televisión ni uses el teléfono) y el Señor te mostrará de forma poderosa quién eres. Y esto, es vital para que en tus años venideros, camines con firmeza alineado a tu propósito, y no como una veleta. Conocer tu identidad antes de asumir otros compromisos, como el matrimonio por ejemplo, será muy valioso para no equivocarte al elegir.
Si alguien te preguntara quién eres, ¿qué responderías?
Tu identidad está en Él y nada más.
Te alabo porque soy una creación admirable. Tus obras son maravillosas, y eso lo sé muy bien. Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días estaban diseñados, aunque no existía uno solo de ellos.
Salmo 139:14,15
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Efesios 2:10
Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón, ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.
Salmos 139:23,24
Recuerda
Analiza tus motivos. ¿Por qué quieres independizarte de tus padres? ¿Dios validaría ese motivo?
Que la salida de tu casa sea tan amorosa como puedas, para tus papás no será fácil verte partir.
Busca un lugar que puedas costear (no uses más del 30% de tu ingreso en renta).
Antes de salir, elabora tu presupuesto y cúmplelo (es lo que te mantendrá a flote).
Organízate, arma tu agenda con actividades saludables, sobre todo, no dejes de tener tu tiempo a solas con el Señor.
Aléjate de los amigos que ven tu casa como la oportunidad de hacer lo que sus padres no les permiten.
Jamás permitas que tu novio(a) pase una noche contigo.
Asume con seriedad tu salida, si tomas la decisión, no regreses a casa de tus padres a la primera que las cosas se complican.
Oración
Padre mío, deseo independizarme, por eso te pido mucha sabiduría para saber si es la decisión que debo tomar y el momento adecuado para hacerlo.
Si lo es, ayúdame a prepararme para que una vez que salga no vuelva más y sea en verdad una etapa en la que crezca en conocerme a través de tus ojos. Que sea la antesala de decisiones importantes bien tomadas, que mi carácter madure y sea pulido.
Por: Adriana Monroy