Siendo realmente libres.
Por Brenda Mora.
“No imiten las conductas ni las costumbres de éste mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:2(NTV)
La intención de Pablo en ésta carta dirigida a creyentes en Roma, es apuntar a que algo estaba pasando en su comportamiento, algo en su comportamiento no se ajustaba a lo que estaba pasando internamente en ellos (algo que puede pasar en nosotros hoy en día).
Después, en 2 Corintios 3:18, Pablo nos dice que tenemos que ser transformados por el Espíritu y manifestar nuestra naturaleza interna transformada por Cristo.
Porque “fuimos predestinados a ser como Su Hijo, esa es la buena voluntad de Dios” (Romanos (8:29) debemos alinear lo de afuera con lo de adentro, poco a poco, día a día, con nuestras palabras, nuestro trato a los demás, nuestros pensamientos y acciones. Todo esto como consecuencia de la renovación de nuestra mente, cuando el Espíritu Santo trabaja en nosotros para cambiar progresivamente nuestra forma de pensar a través de nuestro estudio y meditación bíblica, cuando Dios y yo trabajamos conjuntamente.
Una mente renovada, es una mente controlada y saturada por la Palabra de Dios, que produce un cambio interno que se manifiesta externamente; es algo que pasa por mi disposición a ser transformado.
Constantemente Pablo nos llama a poner los pensamientos en todo lo que es verdadero (Filipenses 4:8), a llevar nuestros pensamientos cautivos a Cristo. Estudios científicos han demostrado que nuestros pensamientos ocupan un espacio físico en nuestro cerebro y que cuanto más pensamos en algo, más grande es el espacio que ocupan y los enlaces entre nuestras neuronas, creados por esos pensamientos, se vuelven más fuertes; también se ha comprobado que de 5 a 16 minutos diarios de meditación bíblica puede debilitar nuestros pensamientos negativos en el cerebro y cambiar las estructuras neuronales de los mismos físicamente hablando, ¡no importa todos los años que hayamos tenido esos pensamientos! ¿No es esto increíble? La palabra de Dios es viva y eficaz (Hebreos 4:12) y puede causar efectos físicos reales.
Si permanecemos en su Palabra, la conocemos y obedecemos seremos sus discípulos y conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres, ¡porque Dios nos quiere libres! (Juan 8:31).
A libertad hemos sido llamados para disfrutar la voluntad de Dios de ser transformados a imagen de Jesús.
Por todo lo anterior, te animo a continuar tu lectura personal de las Escrituras; exponte más a la Palabra de Dios, hazlo todos los días. Busca a Dios, estúdialo, conócelo, relacionate íntimamente con Él y entonces tendrás una mente renovada y saturada de su Palabra.
Dirigidos por el Espíritu conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres.