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Av. Huayacán, a un costado de Residencial Aqua.

Cómo enfrentar la pérdida. Parte 3. El acompañamiento. (Demo)

“La pérdida hace que el amor brille con más intensidad.” AMO

13 de diciembre. 5:30 am. Me preparaban para la operación. Miré a mi esposo a los ojos, era una mirada con tanto amor, tanta ternura, que supe una vez más que era la mujer más bendecida del mundo y di gracias por estar en medio de la prueba con él.

Mi papá presente desde la madrugada en el hospital, al verlo me sentí una niña de nuevo, supe que hasta el límite de sus fuerzas él estaría para mí.

Horas después de la operación, amigos queridos comenzaron a desfilar por la habitación junto con una de mis hermanas que tenía 39 semanas de embarazo. Otros muchos estuvieron también muy presentes a distancia, por lo que todos sus mensajes de amor, pintaron ese día gris, de colores.

Ninguno de ellos preguntó si podía ir, escribir, llamar o enviar flores, simplemente lo hicieron. No te imaginas lo mucho que estos gestos acariciaron nuestro corazón, porque se llenó la fría habitación de hospital de risas, donas y sobre todo, muchos abrazos y caricias reparadoras. Cada acción era una declaración de amor hacia nosotros: “Te amo y me duele lo que estás pasando. Aquí estoy para ti”. Fue el mensaje que nos enviaron.

Ahora nos encontramos en esa etapa donde el impacto inicial está pasando, ya no estás en shock pero es aún muy reciente la pérdida. Acabas de firmar tu divorcio, han pasado unos días desde que te dieron ese fatal diagnóstico, desde que tu esposo se fue o cuando comprendiste que estabas en bancarrota. Aprendí que es muy importante avisar de estos eventos a las personas que nos aman, debemos llamarles y decir “Hola, acaba de suceder esto”. Te lo digo porque estoy convencida que una parte vital para sanar está en nuestra capacidad de recibir los cuidados de las personas que se preocupan por nosotros, permitirles llorar con nosotros y acompañarnos.

Por ejemplo, el día que salimos del hospital, al llegar a casa, mi esposo y yo nos encontramos con que una de nuestras amigas había ido a dejarnos comida. Comer esas deliciosas albóndigas con arroz, tan caseras, nos regaló un momento de hogar, una pausa, una caricia, un “todo va a estar bien”. Sentimos que sin importar lo sucedido, aunque estábamos entrando a casa sin nuestro bebé, podíamos comer delicioso y dejar de pensar por un momento.

Y así, tenemos muchos ejemplos de cómo nuestra familia y amigos estuvieron presentes, algunos visitándonos, otros escribiéndonos, llamándonos, comprándonos galletas o sorprendiéndonos llevando un delicioso ponche o el desayuno. Fuimos cubiertos en amor. Hoy puedo asegurarte que cada una de esas muestras de amor, fueron vitales para atravesar ese momento, porque ver a tantas personas deseando que estés bien, orando por ti, te lleva a tomar acciones para estar bien, a saber que saldrás de ésta.

Sé muy bien que en esta etapa lo que más deseas es estar solo, meterte a la cama a llorar todo el día sin ganas de ver a nadie y mucho menos quieres platicar cómo te sientes. Pero sabes algo… aislados somos más débiles, frágiles y perdemos perspectiva. Cuando permites que otros te acompañen, entonces eres fuerte porque recibes constantes confirmaciones de amor, de esperanza y de consuelo que te impulsan a salir adelante.

No estoy diciendo que debas evitar tener tiempos a solas, los necesitas también para hablar en completa intimidad con el Señor, pero esa dosis de amor sincera de otras personas es necesaria, conocerás a tus seres amados más de cerca, atravesar pruebas juntos fortalecerá sus lazos y aprenderás la importancia de estar presente para otros cuando sea tu turno de ayudar.

Justamente Dios llama amigos a aquellos que aman, y hermanos a quienes están presentes en la adversidad. Esas son las personas a las que debes darles acceso a tu corazón adolorido, a quienes te aman y desean estar presentes. Ellos serán herramientas poderosas de Dios para ayudarte a sanar.

Tarea

Si aún no has avisado a nadie del momento difícil que atraviesas, ahora es cuando. Toma el teléfono y envía un mensaje. Busca una persona que sinceramente te ame y permite que te acompañe en tu dolor.

La mejor manera de prepararte para las crisis, es fortaleciendo la relación con personas claves en tu vida, gente que esté dispuesta a orar por ti, a llorar contigo, a sacrificar su comodidad para ir a verte cuando lo necesitas. Esas personas, serán una red de emergencia que puede librarte de caer. Si aun no la tienes, comienza a construirla.

Oración

Mi amado Jesús, tú conoces cómo me siento, quisiera esconderme y no ver a nadie, pero sé que aislarme me hace vulnerable, dame sabiduría para buscar ayuda, humildad para recibirla y dejarme cubrir en amor. Acerca a mí a las personas indicadas para acompañarme. Amén.

Por: Adriana Monroy

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