¡Te estás perdiendo de una gran experiencia!
Por: Daniela Ortiz.
Muchos se preguntaran “¿Qué tal el grupo de jóvenes?” Si tienes la edad y no te has animado a ir, te voy a decir algo: te estás perdiendo de una gran experiencia. Te contaré mi historia. Gracias a Dios yo nací en una familia creyente, prácticamente me he criado en Comunidad de Fe, llegué ahí a los cuatro años, llevo once años en esta iglesia. De pequeña asistí a todos los grupos de niños, tenía una fe grande en Dios, pero no tenía una intimidad con Él o un estudio profundo de su palabra, claro era una niña. Mi relación con Él era ir a verlo un rato el fin de semana y sonreír con él. A partir de los doce años dejé de ir a los grupos de niños y me fui al servicio de adultos con mis padres. Ese tiempo fue difícil para mí, ya que la estructura del servicio era diferente a comparación de lo que yo estaba acostumbrada, aparte eran temas para adultos.
Al terminar primero de secundaria yo estaba a nada de perder todo con Dios, pues entre el comenzar a ser una adolescente y tener influencias ateas cuando yo no era un árbol fijo, no resultó en nada bueno. A unos días de dar inicio a segundo de secundaria, con trece años de edad, mi padre habló conmigo de muchos temas, uno de esos fue la iglesia. Yo sabía que ya podía ir al grupo de jóvenes, pero tenía miedo, más cuando estaba dudando del Señor. Mi papá esa noche me dijo que ya era tiempo de que fuera a jóvenes, le di un “Sí” de respuesta por obligación.
Al siguiente domingo fui al servicio acompañada por una prima, lo recuerdo perfectamente. Entré al grupo de jóvenes con una gran depresión, con un rechazo amoroso, una relación insípida con Dios y no muy dispuesta a todo; sin embargo, el servir en el grupo de bienvenida me ayudó a reaccionar de que debía comenzar todo de nuevo. Fue difícil, me tomó tiempo adaptarme al grupo ya que yo no ponía mucho esfuerzo. Servicio a servicio Dios me fue diciendo que ese rechazó que traía era veneno para mí, entonces me entregué, me di cuenta de su asombroso poder para levantarte en una tormenta. Desde ese punto deje de dudar sobre Dios, pero la relación no era la mejor, no lo sentía completamente…aún.
El campamento de jóvenes es lo mejor que puedes hacer entre los 12 y 18 años, es un cambio. El alejarte del mundo unos días y conectarte, te hace entrar en razón y abres tu corazón. Ahí fue mi primera conexión profunda con Él. Mi frustración era que no entendía el propósito de mi vida, ahí Dios me susurró que era compartir Su palabra. Desde ese campamento me di cuenta que me dio el don de escribir, por lo que Él quiere que comparta su palabra por medio de libros.
Ha sido un reto y un proceso emocionante, con subidas y bajadas, pero no hay duda que sin el apoyo de Emilio y el mensaje que da Dios por medio de el y todos los que trabajan en jóvenes, seguiría sin experimentar a Dios. Los domingos sin duda son excelentes, son temas para nuestra edad, las actividades son divertidas, formas una familia con los otros, los campamentos son lo mejor que puedes vivir, en serio, los eventos son emocionantes. Servir enamora y la alabanza te apasiona seas bueno cantando o no. Ve, prueba un par de domingos, un par de actividades, algunos grupos pequeños. Solo te doy un pequeño tip: debes de poner de tu parte, porque Dios está esperando que le abras la puerta. ¡Atrévete!