Scroll Top
Av. Huayacán, a un costado de Residencial Aqua.

¿Lo harás? (Demo)

¿Lo harás?

Por: Renata López de Arriaga

Fotos: Fernanda Romero

 

“¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará”   Deuteronomio 31:6

Yo nunca me creí esto. Viví gran parte de mi vida aterrada, con miedo e inseguridades que me atacaban, me hacían sentir pequeña, débil. Pero esto cambió.

Hola, me llamo Renata y hoy te voy a contar como mi vida dio un giro de 360 grados en un sólo fin de semana.

Desde que tengo memoria creo en Dios, Él es una parte muy importante en mi vida y siempre lo será, pero es muy diferente creer en Él, a tener una relación con Él.

Cuando entré a Jóvenes en Comunidad de Fe era una persona muy diferente, llena de inseguridades, le tenía miedo a todo y me costaba trabajo socializar. Logré adaptarme y Dios fue poniendo a personas increíbles en mi vida. Cada domingo era una enseñanza completamente nueva que poco a poco me ayudaba a crecer.

En el 2015 se anunció el Camp HD, el cual sería mi segundo campamento. En mi primer campamento aprendí muchas cosas y me divertí, pero Dios tiene sus tiempos y este segundo campamento, el Camp HD;  es el que siempre quedará en mi corazón.

Llegó el fin de semana, empezó el campamento. Entre tantas actividades y pláticas me estaba divirtiendo mucho;  fue aquí cuando Dios realmente me abrió los ojos, con una pequeña y simple plática al medio día. Colgaron una manta en uno de los postes de madera de la palapa y comenzaron a hablar con un dibujo de la tierra y el cielo, sobre la división que había antes de que Jesús llegara a morir y resucitar por nosotros, por limpiar nuestros pecados y romper esa barrera, que a partir de aquí podríamos tener una relación directa con Dios sin necesidad de derramar una gota más de sangre. Y me cayó el veinte. ¿Cómo yo, una niña de 15 años tenía inseguridades y miedos a cosas tan sencillas, cuando Dios mandó a su hijo a un mundo en tinieblas donde Él tendría que ser luz, sin importar el que dirán o la soledad que tendría que pasar?

Palabra tras palabra mi corazón se fue quebrantando y me llené de su amor y su paz. Aquí es cuando puedo decir que le entregué mi vida, la puse completamente en sus manos y pude decir que era completamente suya, una sierva e hija que hará todo para cumplir con Su propósito en mi vida. En estos tres días solté todo peso que traía cargando y se lo entregué.

Considero al campamento como un lugar único, donde podemos alejarnos de la sociedad por unos días y crear lazos, primero que nada con Dios y luego con una hermosa familia en Cristo. Es algo que he visto campa tras campa. Es impresionante como cada campamento Dios los ha ido diseñando a mi medida, justo para los problemas que tengo. Al final de cada uno, salgo renovada y poco a poco me ha transformado en el tipo de persona que Él quiere que sea, sé que nunca seré perfecta y que me enfrentaré cada vez con problemas más difíciles, pero tomada fuertemente de Su mano, puedo superar cualquier obstáculo que se me cruce.

Le doy tantas gracias a Dios porque gracias a estos espacios he conocido a las personas más maravillosas y con las que he creado amistades increíbles, que me han ayudado a crecer y a saber que no necesito de lo material ni de las cosas del mundo que muchas veces llegan a ser dañinas, para divertirme. He creado no sólo amistades sanas, sino hermanos y hermanas en Cristo en las que sé que puedo confiar en todo momento. Simplemente son lo mejor que me ha pasado.

El fin de semana del campamento es lo que más espero en todo el año, es tan emocionante pensar que Dios tiene cosas increíbles en mi vida y si tengo un corazón dispuesto, Él puede trabajar conmigo. Él puede hacerme una persona que deje una huella en este mundo, una marca suya a través de mí.

Cada campamento salgo renovada y con el deseo de ser diferente: “Hay personas que vuelan como las hojas, que se dejan llevar por el viento de las modas, las ganas, de las emociones, de lo que dicen los demás. Son pocos los que vuelan como las águilas, lejos y alto. Vuelan con un propósito, con una meta, con un rumbo.” Algo que una vez escuche en una predica y me hizo reflexionar mucho.

Con cada campamento aprendí a quitarme del trono, del centro de mi vida, y en ese lugar poner a Dios. Él es el que sabe lo que realmente es de bien para mí, pero esto sólo pasa si se lo permito. Aprendí a agradecer por la vida que tengo y la persona que soy, completamente única: aún con mis defectos, así me creó Dios, así tengo que amarme, soy una obra maestra suya y eso nada ni nadie me lo va a quitar. Aprendí a escuchar la voz de Dios en lugar de la mía, aprendí a guardar silencio, esperar con fe y usar mi voz para ser luz en un mundo de oscuridad.

Hoy te quiero invitar a que lo intentes. Ser cristiano es completamente lo contrario a aburrido y el campamento te lo puede demostrar, no te pierdas esta experiencia que Dios tiene para  ti, para tu vida, un nuevo comienzo. Él quiere trabajar contigo, pero como nuestro pastor Emilio Brito siempre lo dice: “Dios es un caballero y solo entrará a tu vida si se lo permites”. ¿Lo harás?